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La integración de interior y exterior en el interiorismo es una tendencia que refleja la evolución de la arquitectura moderna ante la creciente importancia de crear espacios para vivir coherentes y armoniosos. 

En una época, en que nuestro hogar se ha convertido en el lugar donde deseamos vivir en total bienestar, libertad y equilibrio, la consigna es, efectivamente, la «continuidad». 

Aquí, el espacio exterior de nuestra vivienda adquiere tanta importancia como el interior, conectándose a él de forma fluida y acogedora, para construir una dimensión más espaciosa, completa y acogedora. Al fin y al cabo, el espacio exterior de una vivienda, ya sea un balcón, una terraza, un porche, un patio o un jardín, puede y debe considerarse a todos los efectos una prolongación de nuestro espacio vital, que hemos redescubierto como esencial e indispensable, más aún después de la pandemia.

Sin embargo, ¿cómo se crea una integración perfecta entre los espacios interiores y exteriores? ¿Cuáles son las medidas y criterios de interiorismo que hay que tener en cuenta para valorizar el exterior y armonizarlo con el interior para desarrollar un entorno que vivir con placer? Descubrámoslo juntos.

 

Continuidad entre interior y exterior: grandes ventanales

En arquitectura e interiorismo, una forma muy utilizada y excelente para crear continuidad entre interior y exterior es el uso de acristalamientos amplios. Estas ventanas panorámicas no solo captan la luz natural, sino que también ofrecen una vista sin obstáculos del mundo exterior. De esta manera, se crea una sensación de espacio abierto, dando a los habitantes la oportunidad de sentirse en contacto con la naturaleza circundante sin tener que salir al exterior. El acristalamiento sirve de puente visual entre el interior y el exterior y puede incorporar sistemas de apertura para crear una transición fluida entre ambas zonas, que se convierten así en una realidad única y muy agradable en las estaciones más cálidas.

 

 

 

Continuidad entre interior y exterior: los materiales de las superficies

Para lograr una continuidad armoniosa entre los espacios interiores y exteriores, otro criterio que no debe olvidarse es la elección de los materiales de revestimiento y los acabados de las superficies. Utilizar materiales similares o complementarios en ambas zonas, empezando por el suelo, puede contribuir significativamente a desarrollar un efecto de continuidad. Por ejemplo, elegir suelos de cemento o piedra que se extiendan desde el salón hasta la terraza ayuda a delinear los espacios de forma continua, tanto desde el punto de vista visual como táctil. Además, elegir colores y texturas que evoquen la naturaleza circundante puede contribuir a difundir una sensación de armonía y conexión entre el paisaje «interior» y el «exterior».

 

 

 

Continuidad entre interior y exterior: los muebles y las plantas

Entre los recursos de interiorismo para crear una perfecta correlación y armonía entre interior y exterior, el mobiliario y la vegetación desempeñan un papel fundamental. Utilizar muebles y mobiliario adecuados tanto para espacios interiores como exteriores es esencial para crear una continuidad visual y funcional. Este enfoque no solo une los ambientes con armonía, sino que también ofrece más flexibilidad en el uso del espacio. Por ejemplo, un porche o un jardín de invierno con un sofá con cojines, una mesa auxiliar y luces agradables puede actuar como una extensión del living, proporcionando un entorno ideal para el relax o el entretenimiento. Las plantas, por su parte, pueden colocarse estratégicamente como el nexo perfecto entre los dos ambientes, de modo que el verdor del interior acompañe hacia el exterior y viceversa.

 

 

 

Continuidad entre interior y exterior: la organización del espacio

Por último, la organización del espacio, es decir, la disposición del mobiliario en el espacio, es una cuestión que no debe subestimarse para una integración eficaz entre interior y exterior. En efecto, para lograr la continuidad, es primordial eliminar los obstáculos visuales entre ambos ambientes. Para ello, es necesario situar los muebles voluminosos, como sofás, mesas y aparadores, lejos de las entradas y de los acristalamientos y colocarlos, más bien, mirando hacia fuera. Se trata de un criterio de interiorismo reconocido y universal, no solo útil para lograr la fusión perfecta entre interior y exterior, sino también esencial para optimizar la luz natural y aumentar el confort y la funcionalidad en la vida cotidiana (y, sobre este tema en particular, puedes consultar nuestro artículo «Funcionalidad de los ambientes»).