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El mundo que percibimos es de color, empezando por el paisaje y los elementos de la naturaleza, de los que hemos tomado las pigmentaciones para colorear nuestros artefactos y creaciones.

 

Detrás de cada color hay una referencia en la naturaleza y, por ello, no puede faltar una correlación sentida entre ese elemento y la sensación que puede transmitirnos un determinado tono de color. Además, como sugiere John Gage en su obra «Colour and Meaning: Art, Science and Symbolism», de 1999, los colores se han asociado a ideas y experiencias a lo largo de la historia de la humanidad, convirtiéndose en símbolos culturales arraigados, poderosos y compartidos que ejercen cierta influencia sobre el pensamiento y las emociones (sobre este punto, se remite también a nuestro artículo «Tendencias de color en el diseño postpandémico»). A esto se añaden las experiencias personales vividas, en las que, según diversos estudios de neurociencia cognitiva, el color ocupa un lugar importante en la cartografía de los recuerdos y las impresiones residuales para encontrar nuevos significados y asociaciones emocionales.

 

En resumen, los colores tienen un profundo impacto en nuestro estado de ánimo, hasta el punto de influir en nuestros pensamientos y predisposiciones de comportamiento. Por este motivo, el uso de los colores en los interiores, donde pasamos la mayor parte de nuestra vida cotidiana, desempeña un papel esencial, como explica también la famosa diseñadora británica Tricia Guild: con el uso del color en el interiorismo, podemos hablar de la psicología de los ambientes.

 

En este artículo, descubriremos cómo se integran la Cromoterapia y el Feng Shui en este debate y veremos cuáles son las propiedades psicoterapéuticas indicativas de las principales líneas cromáticas.

 

Cromoterapia y Feng Shui

En lo que se refiere a colores y psicología, varias disciplinas, entre ellas la Cromoterapia y el antiguo Feng Shui, han expresado su opinión sobre el uso, terapéutico y favorable, del color en los ambientes.

La Cromoterapia es una disciplina que utiliza los colores como herramienta terapéutica, en la creencia, expresada por expertos como Faber Birren en su ensayo «Color Psychology and Color Therapy» (1950), de que determinados colores, aplicados a los ambientes, influyen en el bienestar de los ocupantes. El uso juicioso de los matices de color en el interior, según las necesidades específicas de una persona, puede mejorar notablemente la calidad de vida.

Y en esta dirección se orienta también el Feng Shui, una práctica milenaria china basada en la armonización de la energía vital dentro de los ambientes. Una psicología arquitectónica en la que el color es un elemento clave, ya que influye en el equilibrio energético, en asociación con los 5 elementos naturales y una dirección cardinal. Dentro de las teorías que se asocian al Feng shui, los colores pueden, en efecto, potenciar la armonía y la positividad de un espacio.

 

 

Los colores y la psicología de los ambientes del hogar

A partir de la «Teoría de los colores» de Goethe, numerosos expertos médicos y científicos, como Dinshah P. Ghadiali, Theo Gimbel y Frabrizio Panattoni, se han ocupado del tema de los colores y la psicología. Por eso es útil conocer algunas nociones básicas para poder decidir cómo comportarnos en el interior de nuestro hogar, que es el entorno en el que vivimos y en el que realizamos la mayor parte de nuestras actividades cotidianas. Sí, porque más allá del placer estético y del gusto, los colores pueden ser válidos para establecer el humor en nuestras habitaciones. Veamos las características de los principales:

 

Rojo

El rojo es un color excitante y estimulante.  Representa el amor, la pasión y la energía. En las habitaciones, el rojo puede crear un ambiente intenso y acogedor. Sin embargo, un uso excesivo de este color puede provocar una sensación de estrés o inquietud. Es ideal para comedores o lugares donde se quiera fomentar la sociabilidad y la actividad.

 

Naranja

El naranja es un color vibrante que evoca alegría y vitalidad. Se sabe que estimula la creatividad y el entusiasmo. Este color es ideal para ambientes en los que se quiere crear una atmósfera de positividad, como salas de juegos o para el arte. Sin embargo, el naranja puede resultar abrumador si se utiliza en exceso, por lo que es importante equilibrarlo con tonos más neutros.

 

Amarillo

El amarillo se asocia con la felicidad, el optimismo y la luz solar. Es un color que puede dar energía y vivacidad a las habitaciones. Es perfecto para espacios en las que se quiera favorecer la concentración y la creatividad, como estudios u oficinas. Sin embargo, un uso excesivo del amarillo puede provocar irritabilidad, por lo que es importante dosificarlo con equilibrio.

 

 

  • Verde

El verde es el color de la naturaleza y la tranquilidad. Evoca una sensación de equilibrio y armonía y se sabe que reduce el estrés. Es una buena elección para espacios en los que se quiera favorecer la calma y la regeneración, como dormitorios o zonas de relax. El verde también se puede utilizar en espacios de meditación o yoga para ayudar a establecer la conexión con la naturaleza.

 

 

Azul

El azul es el color de la serenidad, la paz y la profundidad.  Se sabe que reduce el estrés y favorece la concentración. Es una excelente elección para dormitorios, cuartos de baño y espacios en los que se quiera beneficiar la reflexión y el relax. El azul también puede utilizarse en oficinas para mejorar la productividad y la claridad mental.

 

Morado

El morado es un color que representa la espiritualidad, el misterio y la sabiduría. Es una opción atractiva para el salón o las salas dedicadas a actividades recreativas para estimular la conversación y la inspiración. Sin embargo, es esencial utilizarlo con cuidado, ya que un uso excesivo puede resultar abrumador.